ENTREVISTA EN |LA MESA| : JOSEPH BRODSKY
El secreto del Geisha panameño: la pasión.
Por: Luis Buron Barahona
El geisha panameño se ha convertido, en los últimos años, en uno de los íconos de la producción agrícola panameña. Los precios de venta logrados en las subastas del café geisha, joya de la corona en la industria cafetera panameña, ha dejado claro que el desarrollo del café panameño va en serio. Pero, ¿cómo llegamos a tener los cafés más caros del mundo?
El proceso ha sido como una explosión. En menos de diez años la industria se ha adaptado a nuevas formas de producción para lograr este café refinado. Y detrás de todo ese proceso, un hombre: Joseph Brodsky. Estadounidense, de poco hablar y amante del café, llegó definitivamente en 2009 a Panamá para comprar una finca. Ya conocía el territorio, pues había participado como tostador en varios Best Of Panama, pero no se había quedado al haber emprendido un camino en Etiopía, la cuna del geisha.
Cuenta Brodsky que si bien hay otros países que intentan competir con Panamá, la misión es casi imposible por las condiciones que se encuentran aquí: “lo que tenemos es más pequeño pero muy especial. Es la combinación de tierra, bosque y nuestro amor por el café”, dice el estadounidense, uno de los productores más innovadores en la producción de este café.
El estadounidense asegura que el futuro del geisha está en el conocimiento del grano, que hay que desarrollar una cultura en torno a este café que, incluso, resultaría en una industria parecida, pero más pequeña, a la de Francia y sus vinos. Una gran oportunidad para el agroturismo panameño en la que él también intenta crear algo nuevo que aporte al desarrollo de esta industria y, más importante aún, al desarrollo del café en sí.
Pero ni siquiera los productores han podido conocer todo sobre el geisha, al ser un producto que ha explotado tan rápidamente. “Todos estamos experimentando. Nosotros siempre estamos descubriendo cosas, probamos cafés diferentes y vamos cambiando”, dice Brodsky, quien introdujo en Boquete el proceso natural en lugar del de lavado.
Tiene una visión muy particular, además, del café que produce. Dice que habría que dejar de pensar en su producción para que se consuma en grandes cantidades, como el modelo de las cafeterías estadounidenses. “ En vez de producir toneladas y contenedores, hay que producir experiencias y tazas de café. Con un kilogramo de café yo puedo servir 500 tazas con 30 mililitros de café. Cada taza es una impresión. Si tienes 18 mil kilogramos, tienes millones de impresiones por contenedor”.
Mientras ese entendimiento del geisha se desarrolla más, sin embargo, este café panameño sigue abriéndose un camino a nivel internacional. Por ahora Asia es el continente que más compra este producto. Y se debe a algo muy concreto, de acuerdo con Brodsky: muchos países de aquel continente están empezando apenas con el consumo de café en lugar del té y con el geisha encuentran ese sabor refinado y colorido, en lugar del tueste oscuro, con leche y con azúcar, aquel modelo impuesto por Estados Unidos; o el fuerte y amargo que predomina en Europa.
Por esa razón, Ninety Plus Coffee está por abrir una tienda en Shanghai, para estar en el medio del mercado principal de este producto, que si bien se ha convertido en una bomba internacional, todo apunta a que es solamente el principio. La clave, bien lo sabe Brodsky, es abrir la mente para innovar e intentar siempre ser los primeros.