¿Comes huevo fresco?


Si abres un huevo y se desparrama por todo el sartén…¡huye! Ese es uno de los síntomas más precisos de que el huevo no está fresco.

“La clara tiene que estar compactada y tenemos que notar la presencia de una telita blanca que sostiene la yema, llamada chalaza”, me cuenta Adbiel Vargas, a quien conocemos como Abi, uno de los productores locales de huevos frescos de pastoreo. 

La producción de su granja, de donde vienen Los huevos de Abi, está enfocada en el bienestar animal: “al darle calidad de vida a las aves le damos calidad a nuestros productos”.  Una cadena de buena alimentación.


Otra técnica para chequear el estado de los huevos es ponerlos en un recipiente con agua: “si flotan no son tan frescos, pero en algunos casos pueden ser consumidos”, me dice Abi. La prueba final, entonces, será al romper el cascarón. Si detectas un mal olor, aquí también, ya sabes… ¡huye!

Para evitar esto, Abi organiza la entrega de los huevos de su granja para que lleguen a sus clientes en menos de 24 horas desde que fueron puestos por el ave. 

Y una vez en casa ¿al refrigerador o al aire libre?  “Lo recomendado es mantenerlos en la nevera. La humedad y cambios de temperatura pueden deteriorar el huevo”.

Como último dato de amante de huevo fresco y sabroso, te recomiendo no colocarlos en la puerta de la nevera, ya que la abridera y cerradera te los sacude innecesariamente.

Entonces: aves cuidadas, distribución rápida y conservación adecuada, tres claves para alimentarnos con huevos frescos.

La próxima vez que estés frente a huevos de producción industrializada en un estante de supermercado, pregúntate: ¿Cuál de los puntos que menciono arriba se cumplirían?

¡Que disfruten!

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